sábado, 5 de junio de 2010

This is it

Que sensación más extraña. Todo lo que sentí esta tarde me hizo creer que muchos de los pilares que construí a lo largo de mi vida, tomaban la consistencia de un seco castillo de arena. Podría decir que, hasta cierto punto, la frustración se apoderó de mí, intentando confundirme, jugando con mis emociones, trazando mis límites al borde del ridículo.
Juro por el fuego y el hielo que nunca antes me sentí de esa manera. La imagen de su rostro sonriente me acompañó en el periplo de vuelta a casa. En mi imaginación, mi boca se adivinaba embriagada de sus labios dulces, rosados, suaves, desconocidos. Pero su cuerpo me estaba prohibido, era una veda innata que me censuraba a priori. Sin embargo, y apostaría todo lo que tengo a que se debe a esta condición precisamente, la esencia de esta criatura se volvió para mi una obsesión salvaje y amenazadora. Mi desarrollo mental proceso los hechos y los dichos de manera tal que, en nuestra siguiente conversación, no salieron de mi boca más que balbuceos incoherentes y preguntas nimias, que nada hicieron para aplacar la sed de mi insaciable curiosidad. Me comporte de forma estúpida e infantil.
Ahora se me ocurre que puedo proponer un juego, implícito desde ya. Jugar es fácil y tal vez resulte entretenido para ambas partes. Hasta podría resultar una experiencia interesante. Dicen por ahí que los inicios que te empeñas en buscar, saben mejor que los que están predestinados a encontrarte, así si más.

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