Como tantas otras veces, la realidad me recuerda que, aunque me empecine en negar mis orígenes indicativos, le pertenezco.
Esta, como tantas otras noches, elijo el tramo mas vertiginoso del periplo que me devuelve a casa ¿Para qué? Para escribir, para mudar la piel (más).
Afuera se percibe un clima gélido y torturador. No traje capas suficientes para recubrir mi corazón… se va a helar.
Quisiera coser uno a uno los baches de las calles de la cuidad de mi vida. Remendarlos, zurcirlos (da lo mismo). Que más quisiera.
De mis pies siento brotar escamas, pero no puedo ver.
sábado, 5 de junio de 2010
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