sábado, 5 de junio de 2010

De tacos altos y medias negras

Era ella...
Cristalida, de negro, con unos tacones tan altos que me provocó vértigo tan solo verla andar sobre ellos. La vi estaba preciosa. El pelo corto le sienta perfecto. Tiene los ojos negros más abismales que he visto en mi vida. Es tan hermosa que te duele en el alma verla.
La reconocí apenas posé mi mirada en ese peculiar contorno, que de espaldas a mi rostro me dejó adivinar a quien custodiaba. Lo supe en el primer segundo. Sus piernas, enfundadas en opacas medias mortecinas, esos anteojos que rechazan la miopía tanto como el astigmatismo y para escudarse detrás de la demoledora modernidad porteña de la que Celeste hace gala con total impunidad. Se paseaba completamente indecente por ese lugar atestado de personas insulsas, delebles, comunes y corrientes...
Sus facciones se parecen tanto a las de un místico personaje fantástico, que la mundana realidad no le hace justicia para nada. Si la calidez fuera capaz de concentrarse, toda ella, en un espacio específico, de seguro cabría en su sonrisa.
Celeste tiene el andar de un ángel que vivió más de lo que puede contar. Sus manos han de marcar un compás lúgubre y turbado por la gris, espesa neblina que no te deja ver la línea a tiempo.
Es tan simple que no hay nada igual...

No hay comentarios: